Los negros eran vistos como no humanos. Para
la historiadora Alexandra Mendoza, la exclusión aún se da porque a los blancos
les quedó esa visión de potencia, de superiores. Aún falta la consecución de
una sociedad ilustrada, tolerante y “ubicada”
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Con la "Trata Negrera", los negros eran vendidos al mejor postor, para desempeñar trabajos forzados y en condiciones inhumanas Tomada de: 20minutos.es |
En Venezuela,
consciente o inconscientemente, las personas de piel negra son estigmatizadas y
consideradas como dependientes de las decisiones de los blancos o como
incapaces de tener, por medios legales y legítimos, una vida próspera.
La toma de decisiones
y la prosperidad son, en definitiva, cualidades afines con los blancos, únicos
capaces de tener prestigio, reconocimiento social positivo y, por ende, poder.
Así, las siguientes reglas subyacen en la consciencia colectiva del venezolano:
Blanco es riqueza como negro es pobreza, blanco es decencia como negro es
indecencia, blanco es belleza como negro es fealdad, etc.
Desde luego, el
racismo es, después de la Independencia (influenciada por los ideales de la
Revolución Francesa: libertad, fraternidad e igualdad), rechazado socialmente,
por lo que los racistas no expresan su aversión étnica abiertamente, sino que
lo practican de manera disimulada.
Pero, tomando en cuenta que
conformamos una sociedad mestiza, ¿por qué todavía hoy hay personas que piensan
así? Y, para ir más a fondo, ¿de dónde viene la lógica racista y qué sentido
tiene seguir creyendo en ella, en pleno Siglo XXI?
Para Alexandra
Mendoza, historiadora y comunicadora social de la Universidad Central de Venezuela (UCV),
tal lógica proviene de la época de la esclavitud colonial, en la que las clases
altas, blancas, sometían a las bajas, negras e indias. Tal sistema de
dominación, para esta académica, es una de las causas de nuestro subdesarrollo
actual, ya que, como pueblo americano, no nos aceptamos tal cual somos: un
pueblo heterogéneo, con gran diversidad cultural, étnica, etc… Porque aún hoy
esa manera de pensar existe.
En el video: Documental Historia del Racismo, hecho por la BBC.
“Les quedó la visión
de potencia (a los europeos) y lo siguen siendo. Lo siguen siendo, de tal
manera que nosotros en América no hemos salido a flote, somos dependientes
económicamente y esa dependencia lleva al sometimiento social”, añade quien
también es profesora de la Escuela de Comunicación Social de la UCV.
—
¿Qué es la esclavitud?
—
La esclavitud es un sistema
de dominación, una empresa económica. Es, quizás, una de las más antiguas que
surgen como un medio de producción y se denomina modo de producción esclavista,
donde el negro y el indio se convierten en lo que hoy podría ser un bien material,
que se traduce en dinero. En aquel momento, durante la colonia, el esclavo era
un instrumento de riqueza.
—
Si la esclavitud ya fue abolida, entonces, ¿por qué aún hoy sigue habiendo discriminación por color de piel?
—
El problema del racismo en
Venezuela se podría ver desde distintos puntos de vista y uno de ellos sería
nuestro pasado cultural. La Venezuela pura, se podría considerar que fue la
prehispánica, porque eran todos aborígenes. Qué va a pasar con la llegada del
hombre europeo: ahí vamos a tener ingleses, franceses, holandeses, portugueses
y españoles: gente que le va a agregar nuevos ingredientes, pero que va a
tratar de mantener, por toda la vía posible, una clase social superior al
resto. Y quiénes serían los superiores: los blancos, ellos. Pero ser blanco, en
sí mismo, no representaba la garantía del poder económico. Porque, para aquel
momento, la gente tenía que demostrar, a través de sometimientos a exámenes, a
través de una revisión del árbol genealógico, que era un blanco de calidad, que
no tenía un negro atravesado en su camino o un indio, porque eso le restaría
importancia social.
—
¿Y por qué si la persona era blanca, igual se le chequeaba el
árbol genealógico? ¿Qué importancia tenía eso?
—
Porque tenía que demostrar
que era una persona que estaba casada con fulano, que, al mismo tiempo, tenía
una dote para contribuir y si su línea eran 10 apellidos y le aparecía uno que
no se correspondía con los de la época, ya había dudas y había que resolverlas.
Porque cuando se nacía blanco, se podía registrar en una iglesia particular,
pero cuando no se tenía linaje, de repente, se podía estar registrado o no.
Entonces, son una serie de trabas sociales, que le permitían a la clase alta
mantenerse arriba y a los de abajo, bien abajo. Existían muchísimos privilegios
para los blancos. Por ejemplo, la palabra Don: no se le podía dar a todo el
mundo. Don era un distintivo e, inmediatamente cuando: “Don Pedro”, todo el
mundo casi que hacía reverencias porque, de alguna forma, era una característica
particular, para reivindicar dentro de un grupo. Al morir, en las Catedrales,
los primeros lugares estaban reservados para aquellos que tenían mayor poder
económico. De manera que era casi impensable que un esclavo se pudiera sentar
en condiciones de igualdad, al lado de un blanco... Pero los esclavos podían
comprar su libertad.
—
¿Cómo?
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Mendoza recuerda que España estuvo ocupada por los Moros durante 800 años y fue la iglesia la que pagó para ayudarlos a desocupar. Para pagarle a la iglesia, los españoles tuvieron que buscar bienes en América. "Aquí lo que llega es una reminiscencia de la Edad Media, más que del Renacimiento, que se estaba dando en Italia, pero al que España le dio la espalda, por conveniencia y necesidad", sentencia la historiadora. Tomada de: ugarte63.blogspot.com |
—
Por ejemplo, yo tenía un
esclavo y yo decidía darle la libertad. Pero él tenía que pagar por ello. Si me
había costado 50 bolívares, por decir algo, él tenía que pagar 300 y tenía que
demostrar que tenía cómo pagarlos. Ahora, ¿por qué esa era una práctica
inusual? Porque no le era fácil al esclavo reunir tanto dinero. Entonces,
durante la colonia, se reproduce en América, la estratificación social, que
viene de Europa y que se va a profundizar durante el feudalismo: arriba estaba
la clase del monarca, después venían los nobles, después venía el alto clero,
el bajo clero, después venían los profesionales y, al final de esa pirámide,
que era casi el 85%, estaban los esclavos, los campesinos, estaban los
endeudados, que era una forma de esclavitud. Y mantener esa desigualdad social
era fundamental, porque eso era lo que le daba, quizás, piso a una sociedad
parásita, alimentada por lo más desposeídos.
—
¿Por qué continuó la diferenciación después de la colonia?
—
La independencia fue más
real en términos políticos. Ya no teníamos dependencia de España, en términos
políticos, pero sí conservábamos una estructura social casi intacta, porque no interesaba
que el negro se sentara al lado del político y, mucho menos, al lado del
blanco. Además, los esclavos seguían siendo una fuente de ingreso económico
para los nuevos gobernantes. Entonces, la Guerra de la Independencia no
resolvió el problema social, sino que lo agudizó. Así se dio la Guerra Federal,
49 años después, pero ya no va a ser una guerra para luchar contra España, va a ser una guerra de venezolanos contra
venezolanos, porque lo que se ofreció con la abolición de la esclavitud (1854),
no se cumplió. Los esclavos seguían siéndolo, pero de manera indirecta.
—
¿Considera usted, entonces, que la Trata Negrera es el crimen de
lesa humanidad más grande de la historia?
—
Sí, pero parte de un proceso
histórico. Es un medio de producción, como el capitalismo, como el comunismo.
Para mí, la esclavitud es la empresa más perversa de todo el mundo. Cuando tú
ves un libro sobre los métodos que usaban para violentar a los esclavos, para
someterlos, para dominarlos, aquello es lo más impresionante que existe.
—
¿La inmigración europea del Siglo XX pudiese ser otra causa
histórica de nuestro racismo?
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En el Siglo XX, aumenta la presencia europea en Venezuela. "Son blancos, son bonitos, son trabajadores", es la idea que, según Alexandra Mendoza, aún priva en el pensamiento de muchos venezolanos. Tomada de: ve.kalipedia.com |
—
Claro. ¿La inmigración de
dónde? ¿Inmigración porque nos faltaba gente o porque considerábamos que la
gente que teníamos era india, fea, tarada, floja? Lo de flojo fue un bote que
nos aplicaron los cronistas europeos, porque nosotros, como indios, teníamos la
costumbre de salir a cazar en grupo. Entonces, había indios, que preferían
morir, antes de ir solos. Ah, entonces, esos son flojos… Como tenemos tanto
recurso, probablemente, no teníamos valor hacia el trabajo. Entonces, ya desde
la colonia, tenemos la etiqueta de flojos. Entonces, son negros, son brutos,
son salvajes, son feos. Todo esto tendría que limitarse con la llegada del
inmigrante europeo, que son blancos, son bonitos, son trabajadores. Pero, ¿quiénes
son los que tienen ese pensamiento? Los mismos descendientes de europeos, que
son quienes alcanzan el poder político.
—
Pero los europeos fueron invitados porque tenían el dinero para
invertir…
—
Sí, pero también porque,
dentro de esa línea, quienes gobernaban tenían sangre europea y no querían por ningún
momento, que ese que estaba allá abajo, estuviese al lado de él. Tenían que ser
iguales. Es decir, el europeo iba a servir para hacer una limpieza de sangre,
para limpiar la raza. Porque, en ese momento, se hablaba de raza. Entonces,
otra cosa era que los europeos iban a traer su fuente de trabajo, su
inteligencia, su capital, para construir el país. Todo esto, con un mensaje
discriminatorio, que lo que había en Venezuela no servía. Otra cosa sería la
creación de caminos, porque no éramos un país comunicado. Otra cosa era la
educación, para mejorar al hombre. Entonces, todo esto trae un peso social, que
mucha gente dice: “Bueno, yo soy así, porque yo soy negro, porque yo soy indio,
porque…”. Que se diga que no hay racismo, es una aspiración. Si se dice que
somos racistas, sería una afirmación fuerte, sin mucho piso, porque, quizás tú,
blanquito, tienes una novia morena. Porque tenemos una mezcla tan profunda, que
podría citar un documento de Bolívar en el que dice: “No somos ni blancos, ni
morenos, ni indios, somos una raza humana distinta, que estamos rodeados por
mares”. O sea, ni siquiera, entramos un contacto con otros…
—
Yo leí una vez una cita que decía que el americano era el único
en el mundo que no sabía lo que era…
—
Pero eso sería también un
desacierto, porque si tú ves a los españoles, ellos están mezclados con los
árabes. Si revisas a los árabes, ellos tienen otras mezclas y así. O sea,
hablar de un mundo, como Hitler lo planteaba, de las razas puras, es una
aberración.
—
¿En qué momento empezó a solaparse, a hacerse sigiloso, el
racismo?
—
Digamos que siempre ha
estado. Que en Venezuela, revisando la historia, desde 1810 en adelante, no
hubiese un pronunciamiento de negros, por sentirse maltratados por blancos, es
otra cosa. Pero sí están los medios de comunicación, que han contribuido
activamente para que se haga esa diferencia. ¿En qué parte? En la publicidad, en
las novelas, en los noticieros. Es como si estuviera ese espacio vedado para la
gente negra, para la gente que no es, estéticamente, bonita.
—
Y que no se dice, pero es así…
—
Claro que es así. Sin ir muy
lejos, mi vecina en el edificio es una niña como de 23 años, tiene como un TSU
y dice que no consigue por sus rasgos. En lugares como Australia, en tu
currículo no te exigen la fotografía, porque es discriminatorio. Y eso es
importante. Pero cuando tú revisas la población australiana, el 96% es inglesa.
O sea, digamos que no tienen mayor problema. Entonces, ¿qué es problemático?
Que, aun nosotros teniendo la misma raíz genealógica de negros, blancos,
indios, somos despectivos con el otro: “Negro tenías que ser”, “Es que negro es
negro y su apellido es…”. Es una percepción social: el negro es desposeído, el
negro no tiene cultura, el negro no sirve, el negro es feo. Entonces, yo creo
que los afrodescendientes han dado una batalla muy importante y nosotros, como
sociedad, hemos avanzado mucho. Y en nuestra historia, los negros han jugado un
papel muy importante, pero aún queda mucho por resolver.
—
¿Qué tendría que hacerse?
—
Yo invito a toda la gente a
que se dedique a estudiar este tema, a que conozca la historia y a ver más allá
de esos aspectos que aún no se han logrado, ver los avances y trabajar por lo
que falta. Es innegable que existe la discriminación, pero como un mecanismo de
diferenciación, de “yo soy mejor y tú eres peor”. Es como quién soy yo y quién
es el otro. Existe la falsa creencia del europeo que vive en Venezuela, de
subestimar las características del venezolano, porque sigue creyendo en el
color de piel. Creen que con el apellido se te pueden imponer, es como si el tiempo no hubiese pasado. Entonces,
yo creo que nosotros en Venezuela y en América, en general, sí hemos derribado
muchísimas barreras, pero debemos derribar otras.
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