María Corina entregó la carta, ¿y ahora qué?

 

Ig: @pedrodemendonca

El pasado sábado 29 de agosto Venezuela y la comunidad internacional voltearon su mirada a una mujer, María Corina, y a un planteamiento, la salida del Estado criminal venezolano mediante la fuerza. La posición, reflejada en una contundente carta entregada personalmente por la Coordinadora Nacional de Vente Venezuela al presidente interino, Juan Guaidó, marca una evidente ruptura con la pretensión de un grupúsculo de cambiar la ruta y el objetivo que se trazaron el interinato y la ciudadanía en enero de 2019: cese de la usurpación, gobierno de Transición, elecciones libres.

En ese sentido, el texto, que aún hoy revoluciona a la opinión pública, es un claro emplazamiento a la conciencia de la mayoría de los venezolanos que sí queremos la libertad: la ruta para salir del Estado mafioso es la Operación para la Paz y Estabilización (OPE) y su impulso y materialización requiere de la contribución y del trabajo apasionado de cada ciudadano venezolano, dentro y fuera del país.

La salida es por la fuerza y para ello requerimos el engranaje de la fuerza de nuestros aliados internacionales con la de los ciudadanos dentro del territorio nacional. Tenemos claro que las elecciones, con más de 70% del territorio controlado por grupos criminales, no son una opción viable. Sabemos que los diálogos, con un régimen que se ha burlado hasta del mismo papa Francisco, tampoco son una alternativa. Ni siquiera los levantamientos militares, con la Fuerza Armada Nacional infiltrada de cabo a rabo, lucen ya como un mecanismo efectivo. La única opción que nos queda, aunque dura, es la salida por la fuerza.

Para impulsarla los ciudadanos de todos los sectores, de todas las regiones y de todas las edades tenemos, en primer lugar, que visibilizar el apoyo a esta salida con la ayuda de nuestros aliados; para ello, las redes sociales son un gran mecanismo, pero también lo son el “boca a boca” en las casas, en los autobuses, en las colas. Los ciudadanos debemos permanecer siempre conectados con las fuentes de información confiables y opiniones serias, que nos mantengan debidamente formados y enterados de los avances que ya ha habido y seguirá habiendo en materia de salida por la fuerza. El liderazgo político que sí genera confianza debe tomar la batuta en la articulación con otros actores y en el convencimiento y la disipación de dudas en nuestros aliados de que la salida, en efecto, es a la fuerza. En materia internacional, nuestra diáspora juega un rol central; articulados con los ciudadanos y con el liderazgo político, deben ser la voz de la causa por la libertad ante Estados, mandatarios, instituciones y demás personalidades del mundo para hacerlas entender que la salida del régimen venezolano es vía una OPE, para además extirpar un cáncer criminal que pretende seguir expandiéndose por todo el hemisferio para dinamitar los cimientos de nuestra civilización occidental. Es costoso, sí; pero más lo es no hacer nada. Los venezolanos debemos romper de raíz con aquellos que hoy nos plantean consultas o elecciones, cuyo único fin es perpetuar el macabro estado de “todo pasa y nada pasa”, inherente a la cohabitación y a la simulación de lucha.

Para lograr la libertad por esta vía los ciudadanos venezolanos, en su mayoría, estamos unidos. No hay unidad posible con corruptos, que solo quieren que el Estado criminal continúe y hasta se mejore para seguir haciendo sus grandes negocios a costa del hambre y el sufrimiento nuestros. No hay unidad posible con cómplices del régimen, porque seguirán vendiéndonos al enemigo. La unidad se construye con objetivos en común, basada en la confianza y con una estrategia compartida.

Quien hoy afirme que los ciudadanos venezolanos no apoyan una salida mediante la fuerza no conocen Venezuela y no escuchan a la gente en la calle. Los ciudadanos, de todos los pueblos, formaciones académicas, actividades, edades e incluso organizaciones políticas, sabemos que ya hemos hecho todo y que las vías tradicionales para salir de esta crisis humanitaria compleja ya fueron agotadas. Los ciudadanos, después de tantas cosas perdidas, seguimos dispuestos a luchar, con la verdad y junto a quienes comparten el objetivo de liberación nacional y ruptura de raíz con los males históricos que nos trajeron a este desastre.

Después de la carta de María Corina la tarea es triunfar. Y es con claridad, con posiciones firmes, con articulación, con unidad de principios y con coraje que se libran y se ganan las guerras.

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