Serie “Nuevos caminos”, parte 2: La gestión pública que queremos


Ig: @pedrodemendonca

[Viene de parte 1: Desde aquella tarde en Camaguán].


Los venezolanos seguimos dejando el pellejo en la lucha por la libertad, no para volver a “la Venezuela de antes”, como algunos dicen. Es cierto que en aquella Venezuela se trabajaba y se salía adelante, pero en “la Venezuela de antes” se fraguaban males y vicios políticos, que nos trajeron al horror que hoy hace insoportable nuestra vida. Por eso, la mayor aspiración de nuestra generación es quebrar al Estado criminal que ha causado la peor crisis humanitaria del hemisferio, para sentar las bases de una sociedad radicalmente distinta a la que hemos tenido siempre en nuestro país: una sociedad en la que el individuo, con sus proyectos y talentos, esté en el centro y el Estado esté a su servicio; no al revés, como ha sido hasta ahora.

Transformar Venezuela desde sus profundidades plantea rupturas con muchas prácticas y maneras de ser y hacer las cosas. En ese sentido, una de las grandes interrogantes que hoy nos planteamos es cuál es el modelo de gestión pública que queremos en la Venezuela libre. Ha de ser un modelo totalmente distinto a los que hemos tenido hasta ahora, aunque en la Venezuela del Estado criminal lo correcto no es hablar de gestión pública desde ese Estado, sino de la imposición de dinámicas, lógicas y redes de mafias.

La pregunta de cuál modelo de gestión pública queremos en libertad es tan medular como complicada, en este momento que también es de planificación del nuevo Estado y de las nuevas relaciones con los individuos. Para responderla debemos, primero, tener claro qué se entiende por gestión pública para, luego, explorar los distintos paradigmas que existen y se han practicado (con éxito y con fracaso) en distintas partes del mundo.

Hay muchos conceptos de gestión pública. Hay unos que incluso lo ponen como sinónimo de administración pública, pero no es así del todo. El concepto de gestión pública varía, además, según la ideología, la expertise y hasta el objetivo que tenga cada quien.

Melquíades Pulido es coordinador del Consejo Nacional de Gestión Pública de Vente Venezuela; él tiene una definición buena de gestión pública: “Es la relación entre el Estado y los ciudadanos”. Hay un autor, llamado Emilio Albi, español, que tiene otro concepto que complementa el de Pulido: gestión pública es el “conjunto de decisiones dirigidas a motivar y coordinar a las personas para alcanzar metas individuales y colectivas”. Este mismo autor también dice que la gestión implica, no solo la toma de decisiones (y, por ende, la ejecución de acciones), sino también la búsqueda de recursos.

El dilema central de la gestión pública es cómo gestionar lo público en condiciones de eficiencia y eficacia, si no mejores, al menos tan buenas como el mercado. Y este es otro aspecto importante de la gestión pública: la aspiración a cumplir objetivos y a satisfacer las necesidades de los individuos.

En palabras sencillas, la gestión pública es la gestión de lo público. La gestión pública comprende la visión, la planificación, la toma de decisiones, la ejecución de acciones y también la evaluación de los resultados; sobre las cuestiones públicas. Y “lo público” atañe a un grupo de personas: a una urbanización, a una parroquia, a un municipio, a un estado, a una región, a un país, a un continente, etc.

Ahora, ¿cómo llevar a cabo esa gestión pública? ¿Quién o quiénes la llevan a cabo? ¿Cómo gestionar mejor lo público? Existen muchas respuestas y visiones, que son las que constituyen los distintos paradigmas de gestión pública que han surgido desde que se comenzó a concebir como una disciplina y un área de estudio. Básicamente, se pueden resumir en tres: la burocracia primero, luego la Nueva Gestión Pública y después la gobernanza.

Es importante conocer cada paradigma, sus pros y sus contras, los contextos en los cuales surgieron, sus éxitos y sus fracasos, para luego plantearnos qué tipo de gestión pública queremos y requerimos en la nueva Venezuela. Ese conocimiento dará mejores herramientas a todos para participar, ejecutar y evaluar la gestión pública de la Venezuela libre.

Continúa en parte 3: Todo comenzó con la burocracia.

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