Los
LGBTI son propensos a violaciones de sus derechos humanos fundamentales. Aunque
esta comunidad ha logrado posicionarse en la opinión pública, aún son excluidos
de la sociedad. Muchas preguntas surgen a partir de la exclusión sexual
Que si los gays , lesbianas, bisexuales, travestis, pansexuales, transexuales, intersexuales,etc., nacen o se hacen... Que si el matrimonio es,
exclusivamente, entre un hombre y una mujer... Que si no ser heterosexual es
violentar la ley de Dios (ahora que estamos en Semana Santa)... Que si la
homosexualidad, la bisexualidad, la pansexualidad, la transexualidad, etc., son
enfermedades que tienen cura... Y, más “selecto” (¿?) aún, que si los no
heterosexuales son de otro planeta…
Mitos, cuentos, que, definitivamente,
encierran y son cómplices de estigmas y que, por ende, rechazan, apartan y
hostigan a este sector de la población, imposible –al menos, por ahora- de
cuantificar. Llamados “minoría”, como cualquier grupo que es estigmatizado, los
LGBTI
(siglas que reconocen internacionalmente a la comunidad de lesbianas, gays,
bisexuales, transexuales e intersexuales) son una población muy propensa,
además de a la discriminación (en sistemas de salud, educación y social, en
general), a violaciones de otros derechos humanos elementales, como es el derecho a la vida, inclusive.
Esto, desde luego, ha llevado a muchos
hombres y mujeres a negar su condición sexual y a vivir “en el clóset”,
mermando su calidad de vida. Mientras, quienes reconocen abiertamente su
tendencia, son condenados a vivir señalados, vejados. Y todo ello, a pesar de
lo establecido en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela en cuanto al respeto y la
garantía de los derechos y libertades individuales.
Ciertamente, la comunidad LGBTI ha venido
logrando un posicionamiento en el debate público, que ha generado tanto
aceptación como rechazo, en sectores muy específicos de la población. Aunque no
en Venezuela, en muchas otras localidades de América Latina, hasta hay barrios
poblados enteramente por homosexuales.
Sin embargo, la discriminación aún existente
–y de manera galopante- hacia la comunidad LGBTI es más clara y notoria que la
dirigida a la comunidad de negros, por ejemplo.
La discriminación está socialmente mal vista,
pero parece que, por falta de educación por parte de la sociedad en general,
las lesbianas, gays, bisexuales, transexuales e intersexuales sí son señalados
de frente como los malos, los pervertidos, las locas “taconeras” y ya. No
tienen alma, no tienen vida, no tienen voz, no tienen aceptación... Es, desde
luego, el miedo a lo desconocido.
Ante este escenario, comunidades organizadas de
LGBTI en el país (son, de hecho, la comunidad más organizada en Venezuela, en
muchísimas agrupaciones) han presentado públicamente sus exigencias legales,
que van en pro del reconocimiento de su estilo de vida, que, como muchos
alegan, no afecta al sistema social. Estas exigencias van desde el castigo a la
discriminación, pasando por la aprobación de derechos civiles, como la unión
civil, hasta la creación de una organización que rija sus preceptos.
Marchas, consignas, etc., que han salido
reseñadas en medios de comunicación social de una manera tímida y que no han
generado reacciones públicas claras y contundentes por parte de los actores
políticos y los miembros de los poderes públicos. Por ejemplo, en 2002, fue
presentado ante la Asamblea Nacional un Proyecto de Ley para las Minorías Sexuales en Venezuela, elaborado por la Dirección Metropolitana paraAsuntos GLBT de la Juventud del Movimiento Quinta República,
pero del cual no se supo más nada.
Y así, hasta este 2013, los LGBTI en nuestro
país siguen en el mismo desamparo legal y social. Siguen pidiendo, exigiendo,
pero, al parecer, no con la debida fuerza que su gran gesta requiere.
Preguntas, para reflexionar, comentar y
discutir en próximas publicaciones:
·
¿Está lista la sociedad venezolana para la
aprobación de una Ley para las Minorías Sexuales?
·
¿Es el reconocimiento de las diferencias y de
las llamadas “minorías” algo posible solamente en sociedades “avanzadas”?
·
¿Qué efectos conllevaría, en términos de reacciones
de actores, la aprobación de tal instrumento legal?
·
¿Cuál es la posición actual de la iglesia, el
Estado, los medios y los LGBTI en relación al tema de la diversidad sexual en
Venezuela?
·
¿Acaso los excluidos sexualmente son los
únicos que deben hacer o están haciendo algo en nombre de esta causa?
·
¿Qué rol juega la política (marketing
político, por ejemplo) en este tema?: ¿no se les oye porque es un tema
embarazoso o porque es electoralmente “contracorriente”?
·
¿Qué ventajas y desventajas le da la politización
a este tema?
·
¿Cómo afecta la cultura GLBT a la sociedad
venezolana?
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