LA TELEVISIÓN NO ES NIÑERA


Los venezolanos asumen que la sociedad es un espejo de la televisión. Es vital educar en materia de medios, que la gente sepa que detrás de esa “caja encantadora” hay una “telaraña” de intereses. Publicidad y propaganda son una carnada social

Banner de El Capo, telenovela colombiana sacada del aire en Venezuela en 2010, por "incitar al narcotráfico y al sicariato". Era transmitida a las 11 pm, "horario adulto", según la legislación.
Imagen tomada de: 3.bp.blogspot.com



A la televisión se le atribuyó, prácticamente, la paternidad de los “chamos”, no solo en Venezuela sino en muchas partes del mundo. Mientras los legisladores venezolanos aplican cada vez medidas más severas contra las televisoras, muchos padres siguen teniendo esa visión causal de los medios en la formación de sus hijos: ven besos, las niñas se embarazan; ven violencia, los muchachos se “malandrean”...

Lee: "Estudio cuestiona vínculo entre televisión y mal comportamiento infantil", publicado en @bbcmundo.

Si bien es cierto que los seres humanos a corta edad carecen de criterios para evaluar qué tan cierto es lo que decodifican, más verdadero aún es el hecho que, en ese momento de la vida, los padres deben tener mucho cuidado con lo que reciben y perciben sus hijos. Al fin y al cabo, son ellos los que están al lado de sus criaturas para indicarles lo que es bueno y lo que es malo.

Pero, ¿cómo los padres pueden ser buenos supervisores de lo que sus hijos ven en televisión, si ni ellos mismos saben todo el juego de intereses que está detrás de las pantallas? Es vital informarles, enseñarles, a los padres que una televisora es una empresa y, como todas, responde a intereses económicos, sin los cuales, no funcionaría, crecería, ni, mucho menos, aportaría rentabilidad.

Lamentablemente, los contenidos de lenguaje, salud, sexo y violencia –tal como los clasifica la Leyde Responsabilidad Social en Radio, Televisión y Medios Electrónicos, RESORTEME, de Venezuela- subidos de tono son los que más rating dan a los canales de televisión. Y rating es sinónimo de anunciantes y estos, a su vez, son análogos a entrada de capital. Los mismos padres son conscientes de que es muy difícil que alguien “compre” cultura, valores, en la televisión.

En el video: fragmento del programa La Bomba, transmistido por Televen, de lunes a vienes a las 11 am, "horario todo público", según la legislación.

Por lo anteriormente señalado, es importantísimo crear conciencia, no solo en los padres, sino en los mismos chicos, para que se den cuenta de que la televisión no presenta “lo que la gente quiere”, sino lo que representa mejores beneficios para los dueños de las televisoras –cueste lo que cueste, sea lo que sea-.

Del mismo modo, tomando en cuenta la convergencia de los sectores público y privado en el espectro radioeléctrico venezolano, también es importante destacar que, a pesar de que los medios públicos (agrupados en el ahora denominado Sistema Bolivariano de Comunicación e Información) deben ser de beneficio para la sociedad, los mismos están bajo el mando del gobierno de turno. Por ello, los contenidos que allí se presenten siempre van a seguir los intereses de quienes están a cargo del Estado.

En el video: videoclip del tema "Nosotros con Chávez", difundido a toda hora, tipo promoción, a través de los medios de comunicación públicos en Venezuela.

En un contexto lleno de criminalidad desbordante, polarización política, incremento bárbaro del índice de embarazo precoz y de la lamentable y hasta desesperante pérdida de valores humanos, morales y ciudadanos por parte de los jóvenes –y de muchos mayores-, es vital educar en materia de medios. Esto, claro está, tomando en cuenta que a la televisión se le ha dado un carácter paternal en Venezuela y que esa acepción está muy arraigada en el país.

La televisión no es niñera. Ella, como todo lo que implique capital humano, responde a sus propios intereses y hay que verla con criterio, analizar sus contenidos y darse cuenta de que detrás de esa “caja encantadora” está toda una “telaraña” económica, política e ideológica. Siempre construirá la “realidad”, apegada a sus intereses, tratando de persuadir, en muchísimos casos, a las audiencias –mediante publicidad y propaganda-, para que sirvan a los intereses de los grupos sociales dominantes –muchos de los cuales son dueños de medios-.

También es vital que los ciudadanos –grandes y chicos- entiendan que la Ley RESORTEME es solo venezolana y que no aplica para los canales de televisión por cable. Deben ser formados jóvenes serios, en cuanto a recepción de mensajes mediáticos se refiere. A pesar de la ausencia de los padres en las casas –por el trabajo o estudios-, los niños y adolescentes también deben ver la televisión “con lentes oscuros” y no dejarse influenciar fácilmente por sus contenidos. Debemos entender que la educación siempre será la vía.

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