CUENTO CORTO: PORNO EN EL ALTO APURE



1ra. Escena: “¿Cómo andas, mi preciosura? Sí, ya sé que me estabas esperando. Estás acostumbraíta ya a que te dé lo tuyo, ¿verdá, condená…? Bueno, aquí estoy, como todos los días a las dos é la tarde con este rapio é sol, aprovechando que toiticos están metíos comiendo. Así que vamos a jacé esto rapidito, que tengo que regresá a la brega…”.

2da. Escena: Ella cede sin arrechase. Busco la silla pá llegale, porque la bicha es bien alta. Me quito las alpargatas, me bajo los pantalones y ella me queda viendo quietiiiica, con esas matracas de ojos peláos… Me saco el machete, se lo emburro pá dentro y empieza la gozadera… La agarro por el pescuezo bien duro y le echo rabadilla, más fuerte todavía… Y ahí sigue ella, quietecita, sin decí ni un sonidito siquiera. Más bien me colabora, me baja la cuquita pá que se lo siga metiendo porque, con todo y silla, la bicha sigue bien arriba… Eso es lo malo de ser un piazo é enano…

3ra. Escena: “Ya me voy, mi fiel amiga… Toma este regalito, pá recompesate por cómo te portaste hoy… Así es que me gusta que seas: silenciosita, colaboradora. Callaíta, pá que nadie sepa que yo estoy aquí contigo…”. Me limpio el lechero con un poquito é paja, después me subo los pantalones, me vuelvo a poné las alpargatas, me seco el sudor (¡la calor a esta hora es una vaina jodía!), me abrocho la camisa y me dirijo, livianito, pá mi labor otra vez, antes de que se haga de noche… Y ahí queda ella silenciosa: con esos ojotes bien pelaos y brillantes, como queriendo decí: “¡me gustó papi, me gustó! Regrésate, pá que me des más”… Ella nunca habla un coño, pero yo sé que le encanta cómo le meneo esos frijoles.

4ta. Escena: Caracha, viejo. Ya son las cinco y media. ¡Naguará! Ya tengo que recogé todos estos materiales y este puño é sacos. Tengo que recogé a las terneras, meté a los caballos pál potrero y ponele el alimento a las gallinas pá que se lo jarten en la noche… Mientras los pájaros se recogen con ese cantar tan calidá y mientras empiezan a latí los perros, porque parece que les asusta el anochecé, yo empiezo a guardá todo este vainero…

5ta. Escena: Coño, vale, ¿dónde estará mi amiguita? Tengo como que ganas de irme otra vez pá casa de ella a echá una puyaíta más. ¡Carajo, ando como empepáo! ¡¿Y quién no se va a empepá con esa madre é chucha sabrosa, apretaíta y babosita que tiene la condená?! ¡Nojoda, cualquiera…! Pero no, tengo que dime a dormí porque mañana hay que trabajá que jode en esta vaina…

6ta. Escena: ¡Coño, esa hembra no me deja ni dormí…! Pero, pensándolo mejor, yo tengo que buscáme una vaina seria, con una muchachita seria. Tengo que tené una mujé, pá que todos sepan, porque si no toiticos los del pueblo van a empezá a pensá vainas que no son. Y mi amiguita, lamentablemente, no sirve pá esas vainas de sociedá, de casamientos y esas jodías… Pero juro por este montón de cruces que si los machos pudiéramos casarnos con burritas así de bonitas como esa, yo no pensaría mucho pá matrimoniáme con ella. Total, no habla, es bien seriecita y está reservaíta siempre pá mí… ¿Pero yo a esta edá y sin probá una chuchita de una muchachita, durmiendo solo en esta cama tan grande? ¡Noooo, viejo, déjese de güevonás, ya me toca la vaina como es!

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