ETIQUETAS NEGRAS CON SABORES AMARGOS


El perfil del racista ha cambiado, ahora es sutil. Dichos como “mi negrita”, pueden ser por cariño, pero hay casos en los cuales consolida una autoimagen negativa. Los medios atenúan la estigmatización

"Es valioso para una nación reconocer todo lo que hay dentro de ella" (Alexandra Mendoza, historiadora).
Tomada de: erosyextasis.blogspot.com



“Usualmente, los negros son poco trabajadores. Tú vas por las costas venezolanas y los verás a las tres de la tarde sentados, tomando el sol o el fresco. Pero si vas por las zonas de los Andes, que es donde está la gente blanca, de mi color, esa gente trabaja de sol a sol. Es, prácticamente, su cultura, su idiosincrasia”, sentencia una señora no identificada en un documental titulado Carimba, Marcada en mi Piel, realizado por Guarataro Films.

Y así como esta señora, quien dice ser oriunda de los Andes venezolanos, hay muchas otras personas, que califican a la gente negra de inferior y dependientes de las decisiones de los blancos. “Es que no son más flojos, porque no tienen más tamaño”, dice al respecto una portuguesa, residente en el país desde hace más de 20 años, quien prefiere el anonimato.

A pesar de estas declaraciones, muchos venezolanos aseveran que el problema de la estigmatización del negro ha sido superado en el país. Tal es el caso de Luisana Polanco, estudiante de 21 años de la Universidad de Carabobo (Valencia), quien dice que “ya no se ve tanto como antes, pero sí hay, aunque no mucho”.

En relación con ello, Blanca Escalona, miembro de la Cumbe de Mujeres Afrovenezolanas, expresa que “eso solo lo vemos quienes somos víctimas de la exclusión, en esta sociedad silenciosa, pero punzantemente racista”. Añade que es “muy difícil” que un blanco, “quien jamás ha sido excluido por su color de piel”, se dé cuenta de tal situación.

“Si estamos viviendo en una sociedad en la que se dice que todos somos iguales, pero hay comunidades que no tienen acceso a ciertos trabajos, que requieran de cierta exigencia profesional, tú te das cuenta que el racismo está solapado, pero está allí”, dice al respecto Flor Márquez, encargada de la cátedra de África de la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV).

Por su parte, el analista Carlos García explica en la página web española cafebabel.es, que hoy en día la exclusión no es validada socialmente, pero que, sin embargo, se sigue evidenciando supresión por condiciones raciales, religiosas, culturales, etc.

“El perfil del racista ha cambiado: ya no se trata de alguien que expresa abiertamente sus creencias sobre la inferioridad genética de otras razas diferentes a la suya, sino que en la actualidad el racista defiende un tratamiento igualitario y justo hacia todos, pero, en la práctica, experimenta incomodidad, miedo y ansiedad hacia los que son diferentes”, detalla el analista español.

El mestizaje

Blanca Escalona expone que mucha gente niega la existencia del racismo en Venezuela por el tema del mestizaje. “Mucha gente dice que todos somos lo mismo, porque aquí hay blancos, hay negros, hay chinos, etc. y que, por ende, es imposible la exclusión”.

“Sí somos mestizos, claro, pero dentro de ese mestizaje hay ciertas particularidades. Hay estructuras culturales específicas, como los afrodescendientes, los indígenas, que son diferentes”, añade la profesora de la UBV, Flor Márquez.

En el video: Trabajo sobre el racismo en Venezuela, difundido en el programa Contrastes, de Venezolana de Televisión.

“Aquí hay un racismo sutil, que es tan potente y tan nocivo como el directo. Porque es ese racismo que se esconde debajo de una categoría, como la del mestizaje. Donde, supuestamente, todos somos iguales. Pero no lo somos, obviamente. Eso es lo que yo creo que hay que revisar”, añade.

“Que se diga que no hay racismo es una aspiración”, manifiesta, por su parte, Alexandra Mendoza, historiadora y profesora de la Escuela de Comunicación Social de la Universidad Central de Venezuela (UCV). Sin embargo, ella escatima esa idea, cuando expresa que “decir que somos racistas, sería una afirmación muy fuerte, porque quizás tú, blanquito, tienes una novia morena. Es una cuestión que hay que estudiarla bien”.

Racismo y endorracismo

La misma historiadora Mendoza opina que no debe victimizarse a la gente negra. “Yo creo que, al fin y al cabo, todos tenemos dos manos. Eso es más que suficiente para luchar y para trabajar por lo que uno quiere. Así que tampoco hay que ver a los negros como los pobrecitos, los marginados. Hay que reconocer también que ellos se han autoexcluido”.

Sin embargo, la profesora Flor Márquez, a modo de anécdota cuenta que “una vez hubo un señor que, después de unos minutos de charla, me dijo: ‘ay, chica, pero tú para ser así, de colorcito, eres inteligente’. Yo nunca le he prestado atención a eso, pero sí hay gente que se excluye, porque no entienden cómo en un país como en Venezuela puede haber discriminación, dicho por ellos mismos”. Lo que da pie también para aseverar que racismo y clasismo van “agarrados de la mano”.

Jueguitos inocentes

Muchas veces, el decir: “mi negra bella”, “mi pegostico de olla” o “mi noche sin luna” pasan por definir momentos de bromas o expresiones de cariño. “¿Cómo te voy a decir: ‘mi negrita’, por racismo, si yo también soy negra o morena?”, analiza Márquez.

En el video: Documental "Carimba, Marcada en mi Piel", realizado por Guarataro Films.

“Lo que pasa ahí es que esos patrones impuestos por la clase blanca burguesa, de ver al negro como lo malo, se filtra y va hasta las bases como algo chistoso y cariñoso. Nosotros tenemos que estar claros de qué es lo que significa negro en nuestra sociedad. Si tú aceptas que te digan negra sabiendo cómo es la cosa, yo creo que no tiene ninguna relevancia”.

Asimismo, Inés Martínez, profesora de la asignatura “Africanidad, Afrodescendencia y Movimiento social” de la UBV, expresa: “Cuando tú dices que todos esos dichos son en broma, hay que verlo bien, porque ya, desde la escuela, los niñitos empiezan a ser víctimas de estigmas, que van consolidando en la medida en que van creciendo y se van forjando una autoimagen marcada”.

En ese sentido, un estudio aplicado en el año 2007 en la Escuela “Nuestra Señora del Valle”, deCagua (Estado Aragua), por la Unidad Psico-Activa del entonces Ministerio de Educación y Deportes, se concluye que este tipo de tratos, inclusive –y sobre todo- desde los primeros años de vida, “afecta el autoconcepto de la persona, el cual se ve soslayado ante la preferencia de otras etnias”.

“Modelos impuestos”

Los especialistas y activistas entrevistados coinciden en que el problema del racismo en Venezuela se remonta a los tiempos de la conquista española, en el Siglo XV, específicamente, con la Trata Negrera (intercambio de esclavos, bajo sometimiento, entre colonos, con la finalidad de obtener ganancias económicas).

Durante la Conquista, un negro africano podía ser vendido
hasta por "300 pesos".
Tomada de: afroamiga.wordpress.com
“A partir de 1503, Isabel la Católica dice: ‘Serán esclavos, todos aquellos que sean salvajes’. Entonces, teníamos una población de indios (y de negros africanos), que se manifestaban a través de esa característica, de salvajismo: de 100 esclavos, 2 eran dóciles y de 100 indígenas, 98 eran considerados salvajes. De manera que esa característica, justificaba la esclavitud”, detalla la historiadora Mendoza.

Asimismo, Blanca Escalona, de la Cumbe de Mujeres Afrovenezolanas, añade que con la llegada de los europeos al continente americano, se vinieron también nuevos patrones de conducta y de visiones de mundo.

“Entonces, el negro, que vivía diferente a como vivían los europeos, pasó a ser visto como un flojo, como un salvaje, como un incapaz. Y eso se ha ido solapando a través del tiempo y con el cuento político de que todos somos lo mismo”.

Los medios

Para la mayoría de los entrevistados, la función de los medios de comunicación social es trascendental en la atenuación del racismo en Venezuela. Coinciden en que la ausencia del negro en la programación de los canales venezolanos o la aparición de afrodescendientes como los malandros, las sirvientas o los matones, afianzan esa mala imagen, que la ciudadanía, en general, maneja de la gente de piel oscura.

Y, a pesar de esa ausencia del negro, no solo en la televisión, sino en muchos espacios públicos de importancia, la ciudadanía, en general, no identifica el racismo en Venezuela, el cual, para los expertos, es un problema social de importancia y de interés.

Tal como lo dice el antropólogo y lingüista de la UCV Jorge Mosonyi, el reconocimiento de las distintas expresiones culturales es vital para cualquier sociedad. Y, en ese sentido, personas que se consideran afrodescendientes, coinciden en que, poco a poco, su “comunidad” ha sido reconocida en Venezuela. “Pero falta mucho”, dice Mosonyi.

Lo importante es conocer los momentos que marcaron el curso de la humanidad y que explican el porqué de lo que sucede hoy. Tal como afirma la historiadora Alexandra Mendoza, en la medida en que la gente sepa y empiece a estudiar el tema, se dará cuenta de “lo valioso que es para una nación reconocer todo lo que hay dentro de ella”.

Lee también: Venezuela, racismo que guarda sigilo.

Comentarios