Partidos minoritarios

Twitter: @PedroDeMendonca


La semana pasada el llamado Frente Amplio anunció en varios municipios de Guárico que ahora se “abrirá”, incorporando en nuevas comisiones de trabajo a “partidos minoritarios”. Entre esos partidos, según ellos, está una organización como Vente Venezuela, cuyos motivos de no pertenecer a ese grupo son ya muy bien conocidos. El criterio de ese denominado frente para clasificar a los partidos en mayoritarios y minoritarios obedece a la cantidad de diputados que estos tengan en la actual Asamblea Nacional, electa en la Venezuela de 2015. Esto solo evidencia, nuevamente, que los actores que llevan la conducción de ese grupo son poseedores de serios problemas de interpretación de contexto y actualidad país y también personajes que encarnan taras culturales en las que Venezuela –y, particularmente, Guárico- encuentra las principales causas de su atraso.

La Venezuela de 2015, en la que se eligió la Asamblea Nacional actual, se corresponde muy poco con la Venezuela de hoy. Además, la tarjeta que más dio votos a los diputados –independientemente de sus partidos- fue la de la entonces Mesa de la Unidad Democrática (MUD), coalición electoral a la que Vente Venezuela pertenecía y para la que trabajó de forma intensa en la defensa de los votos, con el proyecto Cantaclaro. En ese sentido, plantear una proporcionalidad por partidos y que las cuatro organizaciones que más diputados tienen son “partidos mayoritarios” -definidos por la ciencia política como “los partidos más votados”- es una trampa para bobos. Además, de forma muy conveniente, se obvia que esos cuatro partidos que más diputados tienen son los que hoy, en 2019, más rechazo generan. Por ende, no son “partidos mayoritarios”.

Pero el problema no solo es de interpretación del país. Esa anomalía de malentender la realidad se corresponde con taras culturales de fondo que desbordan el cráneo de quienes encabezan esas organizaciones políticas. La mente de esos actores que plantean tal clasificación se quedaron en la Venezuela bipartidista y distrital del siglo XX, cuando un cogollo de partidos imponía pautas y discurso políticos al país entero. Estos actores saben todo esto, aunque quieran negarlo.

Sus psiques intentan negar que ya no son los dueños de la política, que ya no tienen la confianza del ciudadano y que Venezuela cambió para siempre y que se salió del aro socialista. Gracias a estos 20 años de miseria absoluta, nuestro país jamás querrá saber de bonos, subsidios ni regalitos. Nada de socialismo ni de comunismo. Y tal parece que, al quedarse en el siglo XX, las mentes de los que encabezan aquello que consideran un frente también se quedaron en la Guerra Fría y en la Unión Soviética. Por eso también plantean hoy que, en los años 70 y 80 del siglo pasado, “éramos felices y no lo sabíamos” y que el drama venezolano no se origina en el socialismo y el sistema de valores que crea. De hecho, no tienen empacho en confesarse socialistas y socialdemócratas (que son “el mismo musiú con diferente cachimbo”) y han llegado a afirmar que el de Chávez y Maduro es “un falso socialismo”. Aquí todo está claro.

Después de tantos fracasos y de tantas traiciones, hoy por fin tenemos enfrente a la puerta que nos conecta con el futuro. Ya sabemos quiénes se atraviesan, con sus vicios y sus atrasos, para que no la abramos de par en par.

Hoy Venezuela demanda y gesta nuevos principios en la política. Este país al fin se asume liberal y por eso apoya y aplaude los discursos y las propuestas que apuntan a la restauración de la república con respeto a la propiedad privada, la promoción de la libre empresa, la desestatización, la desmilitarización, la construcción del Estado de derecho y la descentralización. El respeto, la tolerancia, el talento, la decencia.

Afortunadamente, cada vez son más quienes toman conciencia de esta realidad y dan pasos al frente para protagonizar los cambios que impone este momento histórico. Que quienes niegan la realidad y los ahogados en el atraso sigan su juego, cada vez con menos jugadores. Nosotros, la garantía del cambio de raíz, seguimos avanzando con la captación y potenciación de liderazgos que modelen la sociedad, conforme a las aspiraciones reales de la gente. Aspiraciones tan profundas que nunca el socialismo pudo matarlas. Y ese liderazgo ya se está perfilando en cada vereda y en cada calle. Es el que apoya a Guaidó y lo emplaza a solicitar a la Asamblea Nacional el numeral 11 del artículo 187 de nuestra Constitución, el que le habla claro a la gente y le explica por qué solos no podemos lograr el quiebre de la tiranía y el que convoca a cada vez más voluntades a tejer la red que garantizará que este país sea reconstruido con valores, talento y principios. Ese liderazgo no volverá a aceptar más chantajes, más dilaciones ni más engaños. Aquí mismo, en Guárico, lo veo crecer cada día de forma abrumadora.

Comentarios

  1. ¡Excelente! Necesitamos mas pronuciamientos de los jóvenes que entienden a plenitud el verdadero dilema que estamos confrontando, que como lo señala De Mendonca están en los nuevos partidos. Los minoritarios son los viejos, aferrados en impedir el paso de los nuevo.

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  2. Excelente articulo, claro que si quiero y deseo una #Venezuela con #Democracia #Liberal pero que sea Maria Corina Machado que este al frente de ese cambio hacia la real prosperidad del país. Descentralización, seguridad jurídica, respeto a la propiedad privada, libre empresa y otras formulas básicas e imprescindibles para emerger hacia una economía de mercado, nos llevara a convertirnos una Nacion, en la NACION que todos deseamos aunque muchos aun no lo entiendan ni lo saben...

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  3. Má claro imposible la realidad de vidas que quiere un país diferentes

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