Vegueros liberales





En el llano venezolano se usa un término bastante particular para hacer referencia a la gente del campo: veguero. El Diccionario de la Real Academia Española dice que veguero es una persona que trabaja la vega, especialmente las siembras de tabaco. En Venezuela, empero, este término es utilizado para hacer referencia a los llaneros que trabajan pequeñas y modestas plantaciones y que se caracterizan, según el ideario colectivo, por su tozudez, ignorancia, verbo pobre y escasez de roce social. El veguero, así concebido, es una especie de marginado, de quien se espera muy poco brillo o un aporte poco significativo a su entorno.

Mi árbol genealógico está repleto de vegueros. De Camaguán, de Uverito, de Guayabal; todos guariqueños, aunque creo que también se colaron algunos de la otra ribera del Apure. Ciertamente, todos fueron empleados de grandes hacendados y carecían de estudios formales. Por eso y porque nací y crecí en el llano –aunque en las zonas urbanas- conozco muy de cerca a los vegueros, cómo piensan y qué quieren. Sé de su vocación de trabajo, de su amplitud intelectual, de su honestidad y también de su claridad. Contrario a las convenciones sociales dominantes, que plantean también que los vegueros son chavistas, yo sé y confío en que son liberales.

Recorriendo todos los días mi estado Guárico he tenido la grandiosa oportunidad, no solo de escuchar y conocer aún más a los vegueros, sino también inclusive de trabajar con ellos. Los vegueros, en sus conucos y márgenes de río, son personas que conciben la vida como algo inseparable del trabajo. Los vegueros madrugan, saben que tienen que trabajar duro para tener lo suyo y entienden que de esa labranza esmerada depende el futuro de su familia. Los vegueros saben muy bien, porque la encarnan, lo que es la ley de oferta y demanda: que cuando hay mucha oferta de pescado, tomate o queso, el precio baja inmediatamente. Entienden que esta es una ley natural de la vida y que no obedece a conspiraciones de productores sobre consumidores. Los vegueros, por eso, defienden su propiedad, por pequeña que sea, y entienden muy bien que eso es lo que los hace dignos.


Así como conciben la vida y el trabajo como el día y el sol, también tienen una visión particular de la existencia humana. Los vegueros, crecidos en contextos de amplitud y de sabana, se ofuscan ante el amontonamiento. Los vegueros se dan mejor en lo grande, en lo amplio; porque así, en el fondo, es su mente. Los vegueros son libres, como el caballo viejo. Por eso son alegres, son receptivos, son analíticos, son inteligentes, son victoriosos.


Yo quiero hacerte a ti, que lees esto en cualquier parte del mundo, una invitación al llano para que conozcas a los vegueros. Que me acompañes a cada asamblea en la que los escucho y fortalezco mi confianza en el buen futuro que nos viene y el orgullo de ser de donde soy. Ven y presencia conmigo cuando dicen, con estas mismas palabras, que “el tiempo se acabó”, “hemos agotado todas las instancias convencionales para salir de la dictadura”, “nos han quitado todo, solo falta que nos quiten el aire para respirar”, “Maduro y sus mafias solo salen por la fuerza”, “necesitamos ayuda del mundo para acabar con este desastre”. Y quisiera que estés conmigo cuando me dicen: “El socialismo es una maldición”.

Los vegueros saben muy bien –hasta mejor que muchos diputados de la Asamblea Nacional- lo que dice el numeral 11 del artículo 187 de nuestra Constitución. Quizás entienden menos el principio de Responsabilidad de Proteger, aprobado por la Organización de Naciones Unidas en 2005. Pero están claritos, como el agua que recogen en la madrugada, que “solos no podemos”, como también les he escuchado decir. Hoy los vegueros son la vanguardia de esa Venezuela profunda que entiende muy bien lo que se juega en esta nación y en nuestro hemisferio. En su ruralidad, pero voluntad inquebrantable de trabajo y superación, los vegueros son pilar de la refundación, renovación y ascensión política y cultural de nuestro país. Con ellos y su vocación de trabajo, su valentía y su talento para entender la diversidad de la vida humana, sé que obtendremos el Guárico de grandeza que nos merecemos.

Comentarios

  1. Bien veguero y bien, veguero. Te digo las dos, con coma y sin este signo al que le debemos la Oda a la coma.

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