¿Cuál es (y quiénes son) la raíz del socialismo?

 


El socialismo es la filosofía del fracaso, el credo a la ignorancia y la prédica a la envidia; su virtud inherente es la distribución igualitaria de la miseria.

(Winston Churchill).

El socialismo es un árbol que, como todos, tiene un tronco, que es la idea del Estado grandote. También tiene unas ramas de distinto tamaño, que son los vicios del populismo, el clientelismo, el rentismo, el proteccionismo, el militarismo, el cogollismo y el unitarismo. El socialismo da hojas horribles y frutos muy malucos, como la pobreza, la dependencia y el atraso. Esos son los aspectos visibles y más notorios de ese árbol, que es un árbol de la muerte, y que ha venido creciendo en Venezuela por generaciones.

Pertenezco a un partido político que le plantea hoy al país “arrancar el socialismo desde la raíz”; una misión que comparto, en la que participo y a la que, afortunadamente, cada día se suman más paisanos. Ahora bien, para la consecución de tal objetivo es importante que tengamos claro cuál es (y quiénes son) la raíz del socialismo. Esto es necesario para saber, exactamente, qué es lo que tenemos que exterminar en sí de nuestras vidas para siempre.

Así como un árbol tiene partes –su tronco, sus ramas, sus hojas y sus frutos-, la raíz también: cuello, cuerpo, raíz principal, raíces secundarias, pelos absorbentes… De cada una de ellas podría hacer también metáforas, pero quiero detenerme en una parte esencial: la caliptra, también llamada cofia. Esta es la parte que cubre el ápice de la raíz, es decir, su punto de origen desde abajo; incluso más debajo de la zona de crecimiento, a la cual protege. Es la punta de donde sale la raíz y muchas veces no se ve a simple vista. Es desde la caliptra de donde debemos arrancar el socialismo.

A la caliptra también se le llama cofia o pilorriza.
Tomado de: educaycrea.com
La caliptra del socialismo –lo que protege el crecimiento de su raíz- está en antivalores esenciales, en comportamientos cotidianos y en modos de vida a veces hasta desapercibidos. El resentimiento, la envidia, la deshonestidad, la despreocupación por aprender, la soberbia, la cizaña, la intolerancia y la mala voluntad son esa caliptra socialista. Son complejos que encarnan esos que dicen “quítate tú pá poneme yo [sic]” y “ponme donde haiga [sic]”; los que callan la corrupción cuando son amigos del corrupto; los que infiltran organizaciones para dañarlas; los que se creen dueños de la verdad y tienen a la mentira como punto de honor; los que hablan mal de quien no está presente; los que creen que crecen destruyendo a otros. Los encontramos hoy, recibiendo el nutriente de la impunidad, en la Fuerza Armada, en iglesias, en organizaciones de la sociedad civil, en instituciones públicas, en empresas y en vecindades.

Son esas prácticas, esos modos de vida, los que tenemos que arrancar de nuestras vidas, en nuestras casas y en nuestros trabajos. De ahí sale el socialismo a la calle. Quitar del medio al mentiroso, al que roba; enseñar al que no sabe y corregir al equivocado; mostrarles a todos, con nuestro ejemplo, un árbol cuyos frutos son deliciosos y codiciados: el árbol de la libertad.

Ese árbol tiene un tronco fortísimo y elegante, que es el del individuo. De él se sostienen ramas frondosas: la autorrealización, la solidaridad, la subsidiariedad, el libre mercado, la responsabilidad, la tolerancia y el federalismo. La caliptra de las raíces virtuosas del árbol de la libertad son la bondad, la confianza, la vocación de servicio, la buena disposición ante la vida, el mérito, la honestidad, la inteligencia, la decencia. Son virtudes que nos muestra a diario la mayoría de los venezolanos: quienes trabajan decentemente, quienes dicen no a la corrupción y al fraude, quienes ayudan a los necesitados, quienes sonríen a las adversidades, quienes elaboran proyectos a la espera de oportunidades para desarrollarlos, quienes respetan a su prójimo, quienes confían en que tendremos un futuro promisorio.

En la caliptra de la libertad estás tú, estoy yo y todos esos que se te vienen ahora a la mente. La mayoría de los venezolanos. En la punta de la raíz de la libertad estamos nosotros con esos valores que nos inculcaron nuestros padres y nuestros familiares. Es esa la llama de lucha inapagable de nuestra sociedad, que se niega a entregarle lo que somos, lo que queremos y lo que nos merecemos a una cuerda de malandros y resentidos. La caliptra de la libertad está en la conciencia y en la convicción de que pronto y juntos haremos una gran Venezuela, defendida contra el socialismo con pesticidas poderosos: la experiencia, las ganas y la voluntad.

Remover la caliptra socialista requiere coraje, fuerza y mucho carácter; necesita que reivindiquemos con orgullo lo que somos: gente buena y de trabajo, que riega cada día el árbol de la libertad; implica organizarnos con los que son y para lo que es, resistiendo y esperando el momento definitivo. Eso es, con todas sus letras y con toda la vida, sacar el socialismo desde la raíz.

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